Ruth Martínez es venezolana y antes de migrar hacia Ecuador era una comerciante próspera que trabajaba junto a sus tres pequeñas hijas. Hoy, sus nenas han crecido y han tenido que enfrentar una nueva forma de ver la vida fuera de su país.
Para sobrevivir, Ruth empezó como ayudante de cocina y poco a poco logró independizarse hasta tener su local propio de comida mexicana, en donde trabaja junto a sus hijas con una sola motivación: Todo el esfuerzo de todas es para vivir mejor y recibir la mejor educación.